Spintria Argenti Sexus

"…no podíamos haber acabado en un escondrijo más estrecho y oscuro. Cualquier armario sería más cómodo. Él, con los pantalones por los tobillos y su pene tieso dentro de mí. Yo, simplemente me subí la falda, y como no solía ponerme bragas… Me estaba follando a ese hombre con su cara de pasmarote y una postura verdaderamente fastidiosa. Que no es tan malo lo que hacemos, le decía yo. Y otra vez con lo mismo. Cuando nos corrimos, se puso a lloriquear. Y es que tengo que buscarme a otro compañero de juegos. El Papa todavía seguía con su sermón cuando salimos de aquel incómodo confesionario de la Basílica de San Pedro. Y nos despedimos. Esta vez sí tuve la impresión de que no volveríamos a vernos. Él volvería a su iglesia. Yo, a mi convento…"  

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